LAS COLUMNAS DEL TEMPLO.
UNO, es el principio, DOS, es el verbo. A, es el activo. B,
es el pasivo; la unidad es el BOHAS, el binario es el JAKIN.
BOHAS Y JAKIN, son
los nombres de dos columnas simbólicas, que estaban delante de la puerta principal, del templo cabalístico de Salomón.
Estas dos columnas, explican en
cábala todos los misterios del antagonismo, sea natural, sea político,
o religioso, como así mismo, la lucha entre el hombre y la mujer.
El principio activo, busca al principio pasivo. La plenitud está
enamorada del vacío. Las fauces de la serpiente, atraen a su cola, y al girar, sobre si misma, se huye y se persigue.
La mujer es la creación del hombre, y la creación universal, es
la mujer del primer principio.
¿Qué es la creación? Es
la casa del verbo.
¿Qué es el cteis? Es
la casa del falo.
¿Cuál es la naturaleza del principio activo? La de expandirse.
¿Cuál es la del principio pasivo?
La de reunirse y fecundar.
¿Qué es el hombre? El
iniciador, el que rompe, trabaja y siembra.
¿Qué es la mujer? La
fornicadora, la formadora, la que reúne, riega y cosecha.
El hombre destruye para crear.
La mujer edifica para conservar.
El hombre es la revolución.
La mujer es la conciliación.
El hombre es el padre de Caín.
La mujer es el de Abel.
¿Qué es la sabiduría? Es
la conciliación y la unión de dos principios, es la dulzura de Abel, dirigiendo la energía de Caín.
Es el hombre siguiendo las dulces inspiraciones de la mujer. Es
el vicio vencido, por el legítimo matrimonio.
Es la energía revolucionaria, dulcificada y domada, por las sutilidades
desorden y de la paz.
Es el orgullo sometido al amor.
Es la ciencia, reconociendo las inspiraciones de la fe.
¿Hay pues dos principios,
uno bueno y el otro malo?
No, los dos principios del equilibrio universal, no son contrarios,
aunque sean opuestos en apariencia; por que es una sabiduría única la que los opone el uno al otro.
El bien, está en la derecha, el mal, esta en la izquierda; pero
la bondad suprema, está por encima de ambos,
Y ella hará servir
el mal para el triunfo del bien, y el bien a la reparación del mal.
El principio de armonía está en la unidad, y eso es lo que da en
magia, tanto poder al número par.
Pero el más perfecto de los numeras impares, es el tres, porque
es la trilogía de la unidad.
La idea de Dios, considerada como principio de la fecundidad en
los tres mundos, no permite la pasividad.
Es también por esto, que la trinidad cristiana no admite en forma
alguna, la personificación de la madre, que está implícitamente anunciada en el hijo.
También es por esto, por lo que es contraria a las leyes de la
simbología hierática y ortodoxa de personificar al Espíritu Santo, bajo la figura de la mujer.
La mujer sale del hombre, como la naturaleza sale de Dios. También
el Cristo se eleva a si mismo al cielo, y asume la Virgen Madre.
Se dice la ascensión del Salvador, y la asunción de la madre de
Dios.
Dios considerado como padre, tiene a la naturaleza como hija.
Como hijo, tiene a la Virgen por Madre, y a la Iglesia como esposa.
Como espíritu Santo, regenera y fecunda a la humanidad.
El dogma no es Divino, en tanto que no es verdaderamente humano,
es decir, que reúna la mas elevada razón de la humanidad.
Así el maestro, a quien llamamos el hombre de Dios, se llamaba
a si mismo; el hijo del hombre.
La revelación, es la expresión de la creencia, admitida y formulada
para la razón universal en el verbo humano.
Por esto, se dice que en el -Hombre-Dios- la Divinidad es humana,
y la humanidad es Divina.
Nosotros decimos todo esto, filosóficamente, y no teológicamente.
Y esto no toca en nada, a las enseñanzas de la Iglesia Católica,
que condena y debe condenar siempre a la magia.
A los elegidos de la ciencia, las cosas de la ciencia.
A los fieles, las cosas de la fe.
Los cabalistas comparan el Espíritu Santo, con una sustancia que
queda fluida en el medio Divino y bajo la influencia de la luz esencial,
Pero cuyo exterior se endurece como una cera expuesta al aire,
en las más frías regiones del razonamiento, o de las formas visibles.
Estas cortezas o envolturas petrificadas, son las causas de los
errores o del mal, que tiende a la pesantez y a las durezas de las envolturas anímicas.
Las cortezas del mundo de los espíritus, son trasparentes, las
del mundo material, son opacas,
Los cuerpos, no son
mas que las cortezas temporales, y de las que las almas deben ser libertadas,
Pero aquellas que
obedecen al cuerpo en esta vida, se forman un cuerpo interior o una corteza fluidita, que se hace su prisión y suplicio, después
de la muerte, hasta el momento en que consigue fundirla, en el calor de la luz divina, a donde su pesantez, les impide subir;
no llegan allá, sino empleando infinitos esfuerzos y con el socorro de los justos que les tienen la mano, y durante todo este
tiempo, son devorados por la actividad interna del espíritu cautivo, en un horno en completa combustión.
Aquellos que llegan a la hoguera de la expiación, se queman por
si mismos en ella.
Pero el mayor número, carece de valor ante esta última prueba que
les parece una segunda muerte, mucho más espantosa que la primera,
y permanecen así,
en el infierno, que es eterno y derecho, pero en el cual, las almas no son nunca precipitadas ni retenidas a pesar suyo.
Los tres mundo se corresponden conjuntamente, por las treinta y
tres vías de la luz, que son los peldaños de la escalera Santa,
Todo pensamiento verdadero,
corresponde a la gracia Divina en el cielo, y a toda obra útil en la tierra.
Toda gracia de Dios, suscita una verdad y produce uno o muchos
actos,
Y recíprocamente, todo acto remueve en los cielos, una verdad o
una mentira, una gracia o un castigo.
Cuando un hombre pronuncia el tetragrama –escriben los cabalistas
– los nueve cielos reciben una sacudida, y todos los espíritus gritan unos a otros:
¿Quién turba así el reino de los cielos?
Entonces la tierra revela al primer cielo, los pecados del temerario,
que toma el nombre del eterno en vano,
Y el verbo acusador,
es trasmitido de círculo en círculo, estrella en estrella, y de jerarquía en jerarquía.
Toda palabra tiene tres sentidos, todo acto un triple alcance,
toda forma una triple idea, porque lo absoluto, corresponde de mundo en mundo, con sus formas.
Toda determinación de la voluntad, modifica a la naturaleza, interesa
a la filosofía, y queda escrito en el cielo.
Hay pues, dos fatalidades, la una resultante de la voluntad de
lo increado, de acuerdo con su sabiduría,
La otra, resultante de las voluntades creadas y de acuerdo con
la necesidad de las causas secundarias, en sus relaciones con las causa primitiva.
Nada es pues indiferente en la vida y nuestras sencillas determinaciones,
deciden con frecuencia, una serie incalculable de bienes o de males, sobre todo, en las reacciones de nuestro diáfano, con
el agente mágico, como lo explicaré más delante.