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LA ESPADA FLAMEANTE

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LA ESPADA FLAMEANTE DE SAN MIGUEL
 
 

EL SEPTENARIO, ES

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley d

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

el misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

EL SEPTENARIO, ES EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

EL NÚMERO SAGRADO, Y EN TODAS LAS TEOGONIAS Y EN TODOS LOS SIMBOLOS, SE LE RECONOCE, PORQUE SE COMPLEMENTA DEL TERNARIO Y DEL CUATERNARIO.

 

LA ESPADA FLAMEANTE.

 

El SEPTENARIO. Es el número sagrado, y en todas las teogonías y en todos los símbolos se le reconoce,

Porque se compone del ternario y del cuaternario.

 

El numero 7, representa el poder mágico en toda su fuerza,

 

Es el espíritu, ayudado de todas las potencias elementales.

 

Es el alma, servida por la naturaleza.

 

Es el SANCTUS REGNUM, del cual se habla en la clavícula de Salomón, y que es representado en el TAROT,

Por un guerrero coronado, que lleva un triangulo sobre su coraza, y está parado sobre un cubo,  y al cual van uncidos

 Dos esfinges, la una blanca, la otra negra, que tiran en sentidos contrario y vuelven la cabeza mirándose mutuamente.

Este guerrero, está armado con una ESPADA FLAMEANTE, y tiene en la otra mano un cetro,

Que lleva encima un triangulo y una bola.

 

El cubo, es la piedra filosofal.

 

Las esfinges, son las dos fuerza antagónicas, que vienen siendo, las dos columnas del templo de Salomón, (Jakin y Bohas).

 

La coraza, es la ciencia de las cosas Divinas, que hace al sabio invulnerable a los ataques humanos.

 

El cetro, es la baqueta mágica, o la varita mágica.

 

La ESPADA FLAMEANTE, es el signo de la victoria sobre los vicios, que en número son 7, igual que como las virtudes.

Las ideas de estas virtudes, y de estos vicios, estaban considerados por los antiguos, bajo los signos de los 7 planetas conocidos.

 

Así, la fe, esa aspiración a lo infinito, esa noble confianza en sí mismo, sostenida por la creencia en todas las virtudes, la fe, que

En las naturalezas débiles, puede degenerar en orgullo, era representada por es Sol.

La esperanza, enemiga de la avaricia, era representada por la Luna.

La caridad, opuesta a la lujuria, era representada por Venus.

La prudencia, opuesta a la pereza, por Mercurio.

La templanza, opuesta a la glotonería, por Saturno

Y por último, la justicia, opuesta a la envidia, por Júpiter.

 

Tales son los símbolos, que la astrología toma del culto helénico.

 

En la cabala de los hebreos, el sol, representa al ángel de luz.

La luna, al ángel de las inspiraciones y de los sueños.

Marte, al ángel del exterminio.

Venus, al ángel de los amores.

Mercurio al ángel civilizador.

Júpiter al ángel del poder.

Saturno, al ángel de la soledad.

 

A estos Ángeles, se les llama así.

Miguel, Gabriel, Samahel, Anael, Rápahel, Zachariel, y orifiel.

 

EN EL HOMBRE.

La infancia, está dedicada al sol.

La adolescencia, a la luna.

La juventud, a Marte.

La virilidad, a mercurio.

La edad madura, a Júpiter.

La vejes, a Saturno.

 

Ahora bien, toda la humanidad, vive bajo leyes de análogo desenvolvimiento, a los de la vida individual.

Es sobre esta base, como Trithemo, establece su clavícula profética de los siete espíritus, de los cuales hablaré,

 Más delante, y por medio de los cuales se puede, -siguiendo las proporciones análogas de los desenvolvimientos sucesivos futuros-, fijar anticipadamente de periodo en periodo, los destinos de los pueblos y del mundo.

 

SAN JUAN, depositario de la doctrina secreta del CRISTO, ha consignado esta doctrina en el libro cabalístico del APOCALIPSIS,

Que representa cerrado con los siete sellos.

En ella, (en la doctrina de San Juan), se encuentran los siete genios de las mitologías antiguas, con la copas y la espadas del TAROT.

El dogma, oculto bajo esos emblemas, es pura cabala, ya perdido por los fariseos, en la apoca de la venida del Salvador.

Los cuadros que se suceden en esta maravillosa epopeya profética, son otros tantos PENTACULOS, cuyo ternario,

Cuaternario, y duodenario, son las llaves de ENOCH.

 

El querubín, o el toro simbólico, que Moisés coloca a  la puerta del mundo Edénico, (el paraíso terrenal), y que tiene en la mano,

Una ESPADA FLAMEANTE, es una esfinge, que tiene cuerpo de toro y cabeza humana.

Esta esfinge armada, representa la ley del misterio, que vela la puerta de la iniciación, para apartar a los profanos.

El querubín de Moisés, representa si mismo, el gran misterio mágico,

 Cuyo septenario manifiesta todos los elementos, sin ofrecer la ultima palabra.

 

Ese verbo inenarrable de los sabios de la escuela de Alejandría; esa palabra que los cabalistas hebreos escribían: (YHVH).

Y que también manifestaba la triplicidad del principio secundario, el dualismo de los medios y la unidad,

Tanto del principio como Del fin. Lo mismo que la alianza del ternario con el cuaternario, en una palabra compuesta de cuatro letras, que forman siete por medio de una triple y una doble repetición. Esta palabra se pronuncia: “ARARITA”.

 

La virtud del septenario es absoluta en magia, porque el número es decisivo en magia.

 

Los 7 colores del prisma, las 7 notas musicales. Las 7 cuerdas de la lira humana. Etc. Etc.

 

Los 7 planetas no son otra cosa, en efecto, que símbolos jeroglíficas del llavero de nuestras afecciones.

Confeccionar talismanes al sol, y a la luna, o a Saturno, es agregar magnéticamente, poderes del alma,  lo mismo es consagrar alguna cosa a Venus, o a Mercurio, sea de placer, sea de ciencia o provecho.

 

Los metales, los animales, los planetas y los perfumes análogos, son esto: nuestros auxiliadores.

 

Los 7 animales mágicos son: el cisne, la alondra, el murciélago, la paloma, la cigüeña, el águila y la abubilla.

Entre los peces, corresponden al mundo Espiritual o científico: la foca, el delurus, lucio, thimallus, el mujul, el delfín, y la sepia.

Entre los cuadrúpedos son: el león, el gato, el lobo, el macho cabrío, el mono, el ciervo, y el topo.

La sangre, la grasa, el hígado, y la hiel de estos animales, sirven para los hechizos, su cerebro se combina con los perfumes de los planetas, y esta reconocido por la práctica de los antiguos, que poseen virtudes magnéticas correspondientes a las 7 influencias planetarias.

 

Los talismanes de los 7 espíritus, se hacen:

sea sobre piedras preciosas, como el carbunclo, el cristal, el diamante, la esmeralda,

El ágata, el zafiro y ónix.

Sea sobre metales: como el oro, la plata, el hierro, el cobre, el mercurio fijado, el estaño y el plomo.

 

Los signos cabalísticos de los 7 espíritus son:

Para el sol. Una serpiente con cabeza de león.

Para la luna, un globo cortado por dos medias lunas.

Para Marte: un dragón mordiendo las guardas de una espada.

Para Venus, un lingam

Para Mercurio: el caduceo hermetico y el cinocefalo.

Para Júpiter, el pentagrama flameante en las garras o pico de un águila.

Para Saturno: un viejo cojuelo, o una serpiente enlazada con la piedra heliaca.

Se encuentran todos estos signos sobre piedras grabadas por los antiguos hombres, y particularmente, en talismanes de las épocas gnósticas, conocidos bajo el nombre de ABRAXAS.

 

Resumiendo todo lo que he dicho, acerca de la unidad del ternario y del cuaternario, se tendrá todo lo que nos restaría por decir del SEPTENARIO, esta grande y completa unidad mágica, compuesta del 4 y del 3.

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